Muchas veces nos vemos inmersos en situaciones en las que nuestra intención primaria es la de dar un NO rotundo, pero no sabemos como hacerlo sin provocar rechazo en la otra persona. Sabemos que esta negativa va a causar daño o enfado y no nos atrevemos a darla, o nos angustia ese momento en el que tenemos que decir que no a alguien.
Aunque ya hemos visto algunas formas de concienciarnos para decir NO, sin embargo, podemos hacer algo aún mejor. Los expertos en capacitación en habilidades (los hoy conocidos como "coaches") tienen una receta casi infalible para evitar este efecto de rechazo en la otra persona: crear un buen clímax antes y después de la negativa, procurando en todo momento no degradar a los otros.
¿Como se aplica este procedimiento? Consiste en trasmitir la noticia en tres pasos consecutivos
Primero: Un aperitivo que predisponga a la otra persona a escuchar nuestro mensaje
Seguramente lo habrás oído muchas veces: "la primera impresión es la que cuenta". Hay mucho de verdad en este dicho popular, una primera impresión positiva marca el resto de la conversación. por ello en primer lugar tenemos que trasmitir un mensaje positivo relativo a la propuesta que te hacen
Así
que si alguien te invitara a hacer cosas que realmente no deseas, puedes empezar por identificar otras actividades divertidas que habéis realizado en el pasado: "mira pues podría ser divertido, recuerdo cuando estuvimos juntos en el parque y la verdad es que lo pasamos realmente bien" o "la verdad es que todas las ideas que tienes son realmente atrayentes, me alegra que me propongas tantas cosas"
Con esto logramos predisponer a nuestro interlocutor a nuestro favor, creamos una complicidad con él; y todo esto servirá para amortiguar el golpe de la segunda fase
Segundo: damos el mensaje que realmente queremos dar: NO
Tras toda la preparación anterior ya estamos en condiciones de pasar a dar nuestro mensaje, ese que tanto miedo nos daba y que no sabíamos como enfocar. Así nuestro interlocutor ya ha empatizado con nosotros y estamos en condiciones de decirle que lamentablemente no vamos a seguir su propuesta.
Tenemos que ser claros, seguros y firmes en esta fase. Tenemos que presentar sin tapujos nuestra negativa. No podemos permitirnos que entienda de algún modo que al final lo vamos a hacer, o crea que estamos dudosos o le estamos abriendo una puerta para que nos insista. Debemos ser claros. Es
por eso que tenemos que decir la verdad, pero por supuesto sin ofender a la persona que rechazamos.
En nuestro ejemplo deberíamos añadir algo así como "pero esta vez me va a ser totalmente imposible ir contigo" o "no nos va a quedar más remedio que dejar para más adelante ese buen plan"
Tercero: dejar buen sabor de boca al interlocutor
Ahora que hemos expresado firmemente nuestra negativa, antes de que esta cale en la otra persona como un sentimiento negativo, tenemos que dar un nuevo estímulo positivo. Debemos decir algo positivo de esa persona, de su propuesta, o darle nuevas ideas. Tenemos que dejarle con la sensación de que ha sido una conversación amable y amigable.
En nuestro ejemplo podríamos terminar con: "pero tu plan me parece tan divertido que espero que lo podamos hacer la semana que viene" o "has tenido una idea tan buena que no debes desperdiciarla. ¿Por qué no llamas a María Elena y se la propones? "
En definitiva, tenemos que encapsular nuestra negativa, tan firme y clara como asertiva, entre dos propuestas positivas, la primera para crear una buena impresión y predisponer al interlocutor a nuestro favor; y la última para dejarle alegre y con un buen recuerdo de la conversación. Estas dos partes harán de colchón respecto de la negativa central que estamos dando.
Es por ello que a esta técnica se la llama del sánwidch, porque el contenido principal del mensaje, nuestra negativa, se digiere atrapado entre dos rebanadas de alegría y buena voluntad, de manera que se disimula si el contenido no es del todo del gusto de nuestro interlocutor.
Por último, ten en cuenta que no debes dejar de practicar y utilizar esta técnica. Verás como se te hace cada vez más fácil decir lo que realmente piensas y esto redundará muy positivamente en tu asertividad.